• Has tenido un largo recorrido a nivel profesional, ¿alguna anécdota interesante?

Cuando trabajas en televisión lo que más impresiona al empezar es ver gente famosa. Desde que eres niño los ves en televisión y es muy curioso verles paseando por los pasillos de tu empresa o comiendo en tu mismo comedor. La anécdota más divertida que recuerdo fue ir a una premier cuyo protagonista era Viggo Mortensen. Nunca he sido de pedir autógrafos ni fotos, pero ese día fue la excepción. Tenía que acercarme a conocerle y así fue. Cuando le hablé, me puse tan nerviosa que no sabía si hablaba en inglés, castellano, en fin… Me quedé bloqueada.

• La juventud, en general, cuando llega su etapa final en la carrera de esta índole, se siente perdida, agobiada o indecisa ¿desde tu experiencia, qué les dirías al respecto?

Es normal sentirse agobiado o perdido, sobre todo si no se tienen las cosas claras. Estamos acostumbrados a pensar que las decisiones que tomamos son irreversibles (qué bachillerato estudiar, qué carrera, qué master, etc.) y en función de eso vas encasillándote en un camino. Pero cuando sales ahí fuera, ves que no es así, siempre hay posibilidad de cambio, de aprender cosas distintas, de reinventarse. Aconsejo a la gente que se pare a pensar las cosas y sea sincero y coherente con uno mismo. Que estudie o se forme en lo que realmente le apasiona y lo dé todo por ello. Estamos acostumbrados a pensar que ciertas profesiones no tienen salida, y es complicado trabajar de ello. Todo cuesta mucho más trabajo ahora, pero no hay que perder la pasión por las cosas, no hay que perder la creatividad y la ilusión por una profesión que nos encanta. Siempre pienso, ¿y si Dalí o Buñuel hubieran tirado la toalla? Hay mucho talento por explotar y mucho que dar y aprender del mundo. Pienso que realmente seremos la generación perdida si nosotros mismos nos damos por perdidos.